viernes, 7 de noviembre de 2008

Alto a los desastres

¡ALTO A LOS DESASTRES!
El 26 de diciembre de 2004, un terremoto de escala 9.1 en pleno Océano Índico provocó una cadena de tsunamis que arrasó las costas de varios países asiáticos: 200.000 muertos, millones de heridos y desplazados y graves daños materiales fueron sus funestas consecuencias.
En este informe de la BBC tienes información completa de esta catástrofe
Esta animación de El Mundo te explica cómo se forman los tsunamis.
¿ Hasta qué punto son evitables los desastres provocados por la naturaleza? Terremotos, inundaciones, huracanes, tsunamis o erupciones volcánicas nos recuerdan frecuentemente la terrible fuerza indómita de la naturaleza, pero también es cierto que existen mecanismos, si no para evitarlos, sí al menos para minimizar sus impactos.
Hoy haremos un juego para demostrarlo:
Habéis de acudir a la página http://www.stopdisastersgame.org/es/ y elegir, de los diferentes juegos, el dedicado a cómo reducir los impactos de los tsunamis. Leeremos bien las instrucciones y jugaremos una partida (no dura más de 20 minutos; escoged de momento el modo "fácil")). En casa podéis practicar con niveles más altos o con el resto de los juegos (de acuerdo con la programación, yo os aconsejo el de los terremotos).
En vuestro blog habréis de explicar, en una nueva entrada titulada "¡Alto a los desastres!", qué diferentes medidas se pueden utilizar para luchar contra los tsunamis ( también podéis explicar el caso de los terremotos). Responded también esta pregunta: Si ya existen medidas para minimizar los impactos naturales, ¿ por qué no se suelen llevar a cabo? La entrada ha de ir acompañada de una fotografía ilustrativa.

MEDIDAS CONTRA LOS TSUNAMIS

Protección. La gran extensión en que actúan los tsunamis descarta la protección mediante “blindaje” de la costa con estructuras o diques de protección, salvo, como máximo, en algunos puntos concretos. Pero el propio tsunami de Indonesia en 2004 puso en evidencia que existen estructuras naturales que sirven de protección natural, como playas, dunas, manglares, campos coralinos e incluso arboledas. Claro es que los efectos devastadores de dicho tsunami fueron debidos en gran parte a la actuación sobre elementos “desprotegidos” en este sentido por un proceso de deforestación y urbanización incontrolados, que convirtieron las zonas de costa baja, las más pobladas, en presa fácil de las sobreelevaciones marinas. Una vez más se cumplió la ley de que la propia actuación humana suele agravar la catástrofe natural.
En algunas zonas de Sri Lanka se han proyectado estructuras consistentes en muros verticales de hormigón, complementados con una segunda línea defensiva, unos 200 m hacia el interior de la costa basada en la plantación masiva de cocoteros y manglares. El proyecto está fuertemente discutido, no sólo por su incidencia medioambiental, sino por el fabuloso coste económico implicado y la inviabilidad de cambiar el hábitat, paisaje y modos ecológicos de las zonas costeras, que posiblemente se verían tanto o más perjudicadas con estos cambios que con el propio tsunami.

Adaptación. Una adaptación de litoral comprendería la puesta en práctica de un desarrollo racional de las zonas costeras. Para ser realistas, esto no será siempre compatible con la explotación de estas franjas en los países que han hecho del turismo un poderoso modus vivendi, pero sí que puede conducir a modelos de desarrollo más racionales e incluso a la larga más atractivos turísticamente.
Estas medidas deberían ser complementadas por un vasto plan global destinado a aumentar la “resiliencia de la costa”, es decir, poner ésta en condiciones de que los desastres de ese tipo no alteren significativamente sus características estructurales y/o funcionales. La lucha contra la erosión, el diseño de un sistema de comunicaciones adecuado y, desde luego, el establecimiento de planes urbanísticos adecuados, serán los mejores defensas imaginables contra el desastre.

Alarma y evacuación. Pero, pese a todo, las medidas anteriores son caras y difícilmente adoptables de momento. Por ello se hace preciso poner el acento en los planes de alarma y evacuación. El carácter súbito de la aparición del tsunami debe ser tenido en cuenta para poder proporcionar métodos de conocimiento muy rápido de la población. Es evidente que la primera medida será la instauración de un red de alarma en las ciudades, complementado con sistemas de marcado simultáneo telefónico para las personas situadas en zonas bajas, cosa factible mediante los repetidores de teléfonos móviles y de satélite. Un diseño racional en ese campo no sería excesivamente complicado.
La evacuación debería prever vías de desplazamiento hacia zonas altas en el litoral, aprovechando las plataformas naturales o incluso creándolas donde sean necesarias, indicándolas debidamente y permitiendo su rápido acceso mediante la señalización y exclusivización en ellas del paso para peatones, ambulancias o sistemas excepcionales de transporte. Todo esto debería ir complementado con el establecimiento de puestos fijos de vigilancia policial para evitar saqueos, puntos de abastecimientos de víveres.
El sistema debería ser complementado, desde los poderes centrales de cada país, con una red de inspección rápida para evaluar los daños en las infraestructuras, y, desde luego, proceder a la reconstrucción.









No hay comentarios: